
A ese homenaje asistió Santiago Carrillo que contó la amistad tan entrañable que le unia a ellos.
Viéndolo en aquel ambiente y oyendo las cosas que decia, yo me preguntaba pero...¿este no es el malo de la película?.
Creo que nada es lo que parece, Carrillo me evangeliza y Rouco me escandaliza.
¡Vivir para ver!
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