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martes, 25 de mayo de 2010

Tráfico de influencias, ¡que chollo!

Estamos siendo víctimas de la voracidad de los financieros, de la ambición de los ricos, de la incapacidad de los políticos...
Aunque ya he visto muchas bajezas en lo que llevo vivido, no me podia imaginar que personas de la aristocracia inglesa fueran tan cutres.
Supongo que Sarah Ferguson no podrá, nunca mas, mirar a sus hijas a la cara.