A partir de ahora, todo lo que suceda en Chile, me afecta. He establecido un vinculo invisible, pero fuerte, con esta tierra.
Por cuestiones de trabajo, mi hijo y su familia se han ido a vivir a Santiago.
Creo que es una suerte y una oportunidad conocer una ciudad tan hermosa y disfrutar de sus gentes, del clima, de la belleza de sus pisajes.
Allí nacerá mi nieta y yo tendré la ocasión de viajar a Santiago para verla. No estoy triste porque creo que los hijos deben volar, cuanto mas lejos, mejor.